10 junio, 2011
Pedagogía Contemporánea I: Unidad 3 Propuestas pedagógicas de tipo colectivo
Pedagogía Contemporánea I: Unidad 3 Propuestas pedagógicas de tipo colectivo: "Al igual que los autores que anteriormente revisamos desde la perspectiva de las propuestas individuales, los autores que a continuación ana..."
13 diciembre, 2009
En la educación básica ¿valores o virtudes? (10)
Aquí Campos habla, creo que acertadamente, de la vivencia de los valores, es decir, de su conversión en acción y, por lo tanto, en su reconstrucción en forma de virtudes. Según Campos: “…son las virtudes lo que realmente (importa)…si tomamos en cuenta que la acción de nuestros alumnos es la que se evaluará en la interacción social, que lo que pretendemos evitar es contar con ciudadanos que conozcan y manejen conceptos; pero no actúen en congruencia con su discurso...En resumen, debemos perseguir virtudes, siempre virtudes.”
En este sentido, Campos, teme la influencia de los medios de comunicación: “…parece debemos darnos por vencidos ante…talk shows,…pornografía,…ejemplos claros de vicios de conducta, de acciones de enaltecimiento de irregularidades, del culto a la ilegalidad…que echan por los suelos el trabajo realizado por el profesor en…clase, en las cuales se les habla a los alumnos acerca de la práctica de valores y de la importancia de mantenerse alejados de las adicciones…pero…al salir de las sesiones…todo lo que se les ha prevenido (aparece) y…son absorbidos por el fantasma que se pretendía evitaran…”
También habla Campos sobre el valor de enseñar con el ejemplo, sobre todo tratándose de valores y cita a Comte-Sponville para apoyarse: “Pienso que la virtud enseña más por el ejemplo que por los libros”, ya que la virtud se ensaña practicándola, las virtudes no son enseñanzas de pizarrón. Sin embargo, “Hablar de enseñar con el ejemplo significa hablar de una práctica que no necesariamente es la del profesor…el ejemplo principal…es el…del alumno, no de lo que hace bien o mal, sino de la actividad misma que se puede generar en la escuela, del ejemplo que se vive de manera intencional y deliberada por el profesor —menuda tarea sería tener que esperarnos a que sucedan situaciones para la práctica de determinado valor en la escuela— en la que…sí se está construyendo, sí existe una línea directriz en la cual basar la decisión inicial; aunque después haya que modificar la opinión, no importa, lo importante es la solidez del conocimiento (y acción) que de allí se genera…además de la importancia que tiene el poder reformular una idea a partir de un error…”
En resumen, podemos decir que este ensayo presenta y sostiene la tesis de que los valores se deben enseñar preferencialmente desde su vivencia, ya que son las situaciones de la vida las que presentan las disyuntivas que permiten al ser humano aprender estos valores. Interesan más, entonces, las conductas que se generan en los alumnos, que la adquisición de conceptos abstractos que generan una disyuntiva entre el decir y el hacer.
Así que el maestro debe, de forma intencionada, presentar situaciones problemáticas que generen experiencias que sirvan como ejemplo propio y colectivo “derivado de una actividad y convicción propia, en donde la imposición heterónoma no tiene lugar, sino un lugar de actividad y reflexión moral donde no importa si existe la presencia de equivocaciones, es precisamente ése el lugar para ensayar y equivocarse; pero también para construir con bases más sólidas las nuevas estructuras de conocimiento y actuación…”
En la educación en valores deben estar estos presentes y practicados, no sólo los platicados.
Campos López, Omar Federico (s.f.). En la educación básica ¿valores o virtudes?. En rieoei.org. Recuperado Diciembre 13, 2009, de http://www.rieoei.org/deloslectores/Campos.PDF
En este sentido, Campos, teme la influencia de los medios de comunicación: “…parece debemos darnos por vencidos ante…talk shows,…pornografía,…ejemplos claros de vicios de conducta, de acciones de enaltecimiento de irregularidades, del culto a la ilegalidad…que echan por los suelos el trabajo realizado por el profesor en…clase, en las cuales se les habla a los alumnos acerca de la práctica de valores y de la importancia de mantenerse alejados de las adicciones…pero…al salir de las sesiones…todo lo que se les ha prevenido (aparece) y…son absorbidos por el fantasma que se pretendía evitaran…”
También habla Campos sobre el valor de enseñar con el ejemplo, sobre todo tratándose de valores y cita a Comte-Sponville para apoyarse: “Pienso que la virtud enseña más por el ejemplo que por los libros”, ya que la virtud se ensaña practicándola, las virtudes no son enseñanzas de pizarrón. Sin embargo, “Hablar de enseñar con el ejemplo significa hablar de una práctica que no necesariamente es la del profesor…el ejemplo principal…es el…del alumno, no de lo que hace bien o mal, sino de la actividad misma que se puede generar en la escuela, del ejemplo que se vive de manera intencional y deliberada por el profesor —menuda tarea sería tener que esperarnos a que sucedan situaciones para la práctica de determinado valor en la escuela— en la que…sí se está construyendo, sí existe una línea directriz en la cual basar la decisión inicial; aunque después haya que modificar la opinión, no importa, lo importante es la solidez del conocimiento (y acción) que de allí se genera…además de la importancia que tiene el poder reformular una idea a partir de un error…”
En resumen, podemos decir que este ensayo presenta y sostiene la tesis de que los valores se deben enseñar preferencialmente desde su vivencia, ya que son las situaciones de la vida las que presentan las disyuntivas que permiten al ser humano aprender estos valores. Interesan más, entonces, las conductas que se generan en los alumnos, que la adquisición de conceptos abstractos que generan una disyuntiva entre el decir y el hacer.
Así que el maestro debe, de forma intencionada, presentar situaciones problemáticas que generen experiencias que sirvan como ejemplo propio y colectivo “derivado de una actividad y convicción propia, en donde la imposición heterónoma no tiene lugar, sino un lugar de actividad y reflexión moral donde no importa si existe la presencia de equivocaciones, es precisamente ése el lugar para ensayar y equivocarse; pero también para construir con bases más sólidas las nuevas estructuras de conocimiento y actuación…”
En la educación en valores deben estar estos presentes y practicados, no sólo los platicados.
Campos López, Omar Federico (s.f.). En la educación básica ¿valores o virtudes?. En rieoei.org. Recuperado Diciembre 13, 2009, de http://www.rieoei.org/deloslectores/Campos.PDF
Los valores en la educación (9)
Un ensayo muy interesante, con una característica, la intemporalidad. Es uno de esos escritos que se pueden leer en cualquier época y no pierden su fuerza racional. Por ejemplo, la idea de Santoyo acerca de los valores supeditados a la existencia del hombre es muy llamativa; sin el hombre no hay valores, ya que es el hombre quien les da significado y aplicación y al hacerlo lo “humanizan”.
Otra idea atemporal es aquella que dice cómo la práctica de los valores libera al ser humano. Lo libera en lo personal, pero también en el entrono comunitario, a partir de una libertad construida a partir de lo consensuado pero también del propio sistema de valores creado por uno mismo. De todo lo anterior, se evidencia la importancia de la educación en valores, o, en otras palabras, la construcción de una parte importante de lo humano.
Para la efectiva internalización de un valor o una serie de ellos, de acuerdo a este escrito, se debe seguir una serie de pasos para entrar en lo que Bloom llamó “el ámbito de la afectividad”, en este caso por el valor en sí mismo: aceptación de un valor, preferencia por un valor, compromiso, organización, caracterización y evaluación. En palabras de Santoyo: “La internalización puede presentarse en grados muy diversos, según la intensidad con que se aceptan los valores de los demás. Este proceso constituye una ininterrumpida modificación de la conducta. A lo largo del proceso de internalización, el sujeto va logrando captar los fenómenos, reaccionar ante ellos, evaluarlos y conceptuarlos. Simultáneamente, estructura sus valores dentro de un sistema que llegará a modelar su vida entera.”
El texto también explicita la tipología para una educación en valores a partir de la inculcación, el desarrollo moral, el análisis, la clarificación y el aprendizaje para la acción. Cada uno juega un papel como propuesta de técnicas al servicio de la educación de los valores:
Inculcación: Se infunden determinados valores deseables. Dice Santoyo: “Si el sujeto de la educación ha de ser el protagonista de su libertad hemos de salvar, en cualquier caso, que sea él quien descubra los valores y opte libremente por ellos.”
Desarrollo moral: Se ocupa de desarrollar cognoscitivamente a los alumnos para que puedan armar modelos más complejos de razonamiento moral a través de pasos secuenciales. Santoyo cita a Kohlberg: “…el exponer a los alumnos a niveles superiores de razonamiento los estimula a alcanzar el paso siguiente superior del desarrollo moral.” Esta teoría aporta un aspecto importante a la educación de valores.
Análisis: Su objetivo es ayudar a los educandos a usar el planteamiento lógico y los procedimientos de investigación científica relativos a los valores; esto deben aportar hechos verificables acerca de la validez de los fenómenos.
Clarificación de valores: Su objetivo es ayudar al estudiante a contactar lo que constituye un valor en su vida y ayuda a descubrir la orientación de sus ideas. Su finalidad es afianzar estos valores una vez reconocidos y aceptados, o de cambiarlos si carecen de consistencia. Para Santoyo: “Este método persigue únicamente que el individuo se haga consciente de sus propios valores. Que esté inicialmente estimulado para comenzar la búsqueda y el adiestramiento en unos valores que den sentido a su vida y que lo conduzcan al proceso de convertirse en persona.”
Aprendizaje para la acción: Proporciona oportunidades de acción según los valores, dentro y fuera del aula. Estas técnicas de aprendizaje para la acción consideran a la persona fundamentalmente como interactiva. Como dice Santoyo: “La aportación fundamental de esta técnica es que busca llevar al sujeto a comprometerse activamente con los valores estimados como tales por el mismo. Trata de poner al individuo en situaciones concretas que lo inciten a comportarse de acuerdo con sus propios valores.”
Santoyo Muñoz, César (s.f.). Los valores en la educación. Recuperado Diciembre 13, 2009, de http://educar.jalisco.gob.mx/04/4santoyo.html
Otra idea atemporal es aquella que dice cómo la práctica de los valores libera al ser humano. Lo libera en lo personal, pero también en el entrono comunitario, a partir de una libertad construida a partir de lo consensuado pero también del propio sistema de valores creado por uno mismo. De todo lo anterior, se evidencia la importancia de la educación en valores, o, en otras palabras, la construcción de una parte importante de lo humano.
Para la efectiva internalización de un valor o una serie de ellos, de acuerdo a este escrito, se debe seguir una serie de pasos para entrar en lo que Bloom llamó “el ámbito de la afectividad”, en este caso por el valor en sí mismo: aceptación de un valor, preferencia por un valor, compromiso, organización, caracterización y evaluación. En palabras de Santoyo: “La internalización puede presentarse en grados muy diversos, según la intensidad con que se aceptan los valores de los demás. Este proceso constituye una ininterrumpida modificación de la conducta. A lo largo del proceso de internalización, el sujeto va logrando captar los fenómenos, reaccionar ante ellos, evaluarlos y conceptuarlos. Simultáneamente, estructura sus valores dentro de un sistema que llegará a modelar su vida entera.”
El texto también explicita la tipología para una educación en valores a partir de la inculcación, el desarrollo moral, el análisis, la clarificación y el aprendizaje para la acción. Cada uno juega un papel como propuesta de técnicas al servicio de la educación de los valores:
Inculcación: Se infunden determinados valores deseables. Dice Santoyo: “Si el sujeto de la educación ha de ser el protagonista de su libertad hemos de salvar, en cualquier caso, que sea él quien descubra los valores y opte libremente por ellos.”
Desarrollo moral: Se ocupa de desarrollar cognoscitivamente a los alumnos para que puedan armar modelos más complejos de razonamiento moral a través de pasos secuenciales. Santoyo cita a Kohlberg: “…el exponer a los alumnos a niveles superiores de razonamiento los estimula a alcanzar el paso siguiente superior del desarrollo moral.” Esta teoría aporta un aspecto importante a la educación de valores.
Análisis: Su objetivo es ayudar a los educandos a usar el planteamiento lógico y los procedimientos de investigación científica relativos a los valores; esto deben aportar hechos verificables acerca de la validez de los fenómenos.
Clarificación de valores: Su objetivo es ayudar al estudiante a contactar lo que constituye un valor en su vida y ayuda a descubrir la orientación de sus ideas. Su finalidad es afianzar estos valores una vez reconocidos y aceptados, o de cambiarlos si carecen de consistencia. Para Santoyo: “Este método persigue únicamente que el individuo se haga consciente de sus propios valores. Que esté inicialmente estimulado para comenzar la búsqueda y el adiestramiento en unos valores que den sentido a su vida y que lo conduzcan al proceso de convertirse en persona.”
Aprendizaje para la acción: Proporciona oportunidades de acción según los valores, dentro y fuera del aula. Estas técnicas de aprendizaje para la acción consideran a la persona fundamentalmente como interactiva. Como dice Santoyo: “La aportación fundamental de esta técnica es que busca llevar al sujeto a comprometerse activamente con los valores estimados como tales por el mismo. Trata de poner al individuo en situaciones concretas que lo inciten a comportarse de acuerdo con sus propios valores.”
Santoyo Muñoz, César (s.f.). Los valores en la educación. Recuperado Diciembre 13, 2009, de http://educar.jalisco.gob.mx/04/4santoyo.html
La Educación en Valores desde la Familia (8)
La familia es una institución reproductora no solo de la especie sino también de la sociedad y del sistema de valores que conforman la base cultural de todo conglomerado humano. Toda persona además de identidad física adquiere identidad cultural a través de los valores, costumbres, tradiciones, hábitos de vida, sistemas de creencias, formas de estímulo y control, reglas ordenadoras de la existencia común, que primero y con más impacto que a través de cualquier institución se adquieren por medio de la familia. Aquí se adquieren vínculos afectivos y morales que se mantendran a lo largo de la vida.
Vivimos en una sociedad que en revolución, somos testigos de muchos conflictos de valores que se producen en la actual macrosociedad, que se reflejan hacia el interior de la familia, todos ellos por diferentes factores entre los que destacan los intereses que representan, las conviciones, el nivel económico, la procedencia social, el ejemplo de las figuras parentales, al nivel educacional, el acceso a la información, el trabajo y la profesión de sus integrantes, las tradiciones familiares y culturales, el funcionamiento e interaccion familiar, la influencia de los medios de comunicación y de las organizaciones sociales en la vida familiar. La sociedad conforma al grupo familiar a tono con los intereses y valores del sector social que este representa.
Los vínculos adecuados entre padres e hijos se sustentan en el cariño y los principios. Los lazos familiares son más solidos y permanentes en tanto se cimientan en afectos y valores positivos.
Muchos transtornos Psiquiatricos, como las personalidades antisociales, estan relacionados con la deprivación afectiva en edades tempranas, al grado de que tales transtornos tienen su correlato anátomo -funcional al no permitir dicha deprivación la maduración de centros nerviosos del Diencéfalo que han de desarrollarse bajo la influencia de la estímulacion afectiva quedando el sujeto marcado con una insuficiencia biológica ya, para las respuestas afectivas apropiadas de los sujetos normales, ante los estímulos sociales que lo requieren. Estas personas estan incpacitadas, a nivel biológico y de la personalidad para el pensamiento superior, para los pensamientos altruista, para el desarrollo de los valores espirituales más preciados. Afectos y valores han de ir juntos en la educación de los hijos para lograr un equilibrio en la personalidad y en la salud mental. Durante sus primeros años de vida, la persona va desplegando la capacidad de dar respuesta emosional adecuada a los estímulos afectivos que va recibiendo en su medio familiar, el sujeto recibe una serie de emosiones y sentimientos, coherentes y proporcionales a la intencidad y carácter de sus vínculos con los demás. Cuanto más abierto y variado es el espectro, más riqueza espiritual y más potencialidades afectivas en la personalidad, más inteligencia emosional. No se debe ver el aprendizaje solo como un proceso intelectual que desarrollo potencialidades de inteligencia y capacidades cognitivas, sino que se enseña también la afectividad y ese proceso educativo basado en cariño y valores, desarrollará la inteligencia emocional y las capacidades superiores de socialización del individuo, su capacidad de entrega y altruismo, su espiritualidad.
Clavijo, A. (2007). La educación en valores desde la familia. En Conocimiento, Educación y Valores. Recuperado el 13 de diciembre de 2009.
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